lunes, 22 de febrero de 2016

El mango que crece espontáneamente en la zona intertropical americana, es de color amarillo, más pequeño que las variedades de injerto, de sabor exquisito y muy dulce, tanto el mango bocao como el de hilacha. Su época de cosecha presenta un pico o máximo en el mes de mayo en las latitudes subecuatoriales del hemisferio norte, lo cual resulta paradójico, ya que en este mes es cuando se inician las lluvias en estas latitudes, por lo que toda la maduración de los frutos se produce en los meses de mayor sequía.
Por su riqueza en ácidos, vitamina C y, especialmente, por su alto contenido en vitamina A, el mango constituye una buena fruta antioxidante, capaz de neutralizar los radicales libres y dotar al organismo de un poder defensivo en contra de la degradación de las células. Los mangos ejercen una función anticancerígena muy efectiva otorgada tanto por estas vitaminas como por su riqueza en flavonoides, entre los que destaca la quercetina y el poder anti-inflamatorio que tiene.

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